viernes, 31 de enero de 2014

Urribarri: "No nos callemos"


En su discurso de hoy el gobernador Sergio Urribarri presentó la Unidad Operativa del Programa Progresar en la provincia y también habló sobre el contexto político que atravesamos actualmente. Alertó sobre los poderes económicos que quieren volver a dominar a países como el nuestro, y convocó a que usemos esta posibilidad histórica para transformar el país. "No nos callemos", dijo.

Descamisados acompañó esta mañana la presentación de la Unidad Operativa del programa Progresar en Entre Ríos. En ese marco advirtió que "nuevamente las corporaciones principalmente económicas ligadas a los medios de comunicación masiva intentan destituir gobiernos populares, democráticos y transformadores. No sólo aquí en la Argentina”.

El gobernador llamó la atención sobre los “poderes económicos muy importantes, otrora imperialistas, quieren volver a dominar a países como el nuestro, como Brasil, como China como India que crecemos, pero lo que más duele es que crecemos con equidad”, y señaló: “son a esas minorías a las que nosotros tenemos que combatir, con la palabra, hablando con nuestra gente, diciéndole que aquí hay proyecto nacional, popular y democrático por muchos años más".

También indicó que esas mismas minorías lo intentaron en 2008 y fracasaron, y "lo que intentan ahora va a tener el mismo resultado”.

“El 2008 sirvió para que definitivamente algunos quedemos de un lado y otros queden de otro lado: los menos quedaron en esa Argentina del centenario, la Argentina para muy pocos, y la mayoría o muchos quedamos del otro lado, del país del bicentenario”, afirmó.

Acompañado por un gran marco de organizaciones políticas, Urribarri celebró: “hoy somos sin temor a equivocar lo que voy a decir el país en Latinoamérica de mayor cobertura social pero también de muchos lugares del mundo”.

Para finalizar, el gobernador destacó que se trata de “la primera oportunidad, después de Perón, de transformar esta sociedad", y convocó a que "usemos esa posibilidad y no nos callemos”.

jueves, 30 de enero de 2014

Descamisados convoca al acto de mañana y responde a los que critican el Progresar



Desde la Corriente Peronista Descamisados de Entre Ríos convocamos a participar mañana a partir de las 10 en el centro cultural La Vieja Usina, de la presentación de la Unidad Operativa del programa Progresar que contará con la presencia del gobernador de la provincia, compañero Sergio Urribarri. Este programa constituye una muestra más del proyecto de país que construimos y defendemos todos los días, que conjuga crecimiento con justicia social, trabajo y educación para los jóvenes.

Es este proceso político iniciado en 2003 por decisión de Néstor y de Cristina el que volvió a ubicar al trabajo como organizador social. La decisión de proteger el mercado interno, regular la economía a través del Estado para redistribuir la riqueza, promover la industrialización y la sustitución de importaciones, reestatizar empresas claves para los intereses del país, que tanto Néstor como Cristina tomaron con mucha valentía, redundaron a lo largo de estos diez años en un crecimiento exponencial de las fuentes de trabajo.
Es por todo eso que hablamos de década ganada. Porque mientras la tendencia en los países centrales se dirige a reducir el gasto público y eliminar la seguridad social, Argentina va en el camino contrario: protegiendo a los abuelos, a las madres, los niños y las niñas, y los jóvenes; aún teniendo que enfrentar las estrategias desestabilizadores de los empresarios amigos de Macri (que se reúnen en Davos) y a las impotentes críticas de un pálido socialismo que votaría a Capriles.

Debemos recordar que esta década estuvo acompañada por la incorporación de millones de abuelos y abuelas al sistema jubilatorio, y a la recuperación de los fondos de los trabajadores que estaban en manos del sector financiero a través de las AFJP, lo que ha permitido uno de los mayores procesos de ampliación de derechos que haya sucedido en la historia argentina después de Perón y de Evita, contando entre sus conquistas la Asignación Universal Por Hijo, la Asignación Universal por Embarazo, el incremento sistemático del presupuesto para educación, las políticas tendientes a promover la innovación tecnológica, y los esfuerzos por direccionar el ahorro en créditos productivos, entre otros.

Está de más decir que ante situaciones decisivas, como las que se vivieron en 2008 cuando mediante una decisión política y fiscal se intentó avanzar en la redistribución de la renta agraria en beneficio de los sectores populares, partidos de lengua larga y lomo virgen como el PRO y el PS acompañaron piejuntillas los intereses del complejo agromediático-financiero. Funcional, claro, a los grupos de poder que han conducido el país desde la dictadura hasta el 2003. Esto demuestra de qué lado están, porque en la cancha se ven los pingos.

Ni hablar de la caricaturesca carta que el presidente de la FUA de la Franja Morada escribió (o le escribieron) al conocerse el programa Progresar, imitando el grotesco de Nelson Castro hablándole a la televisión. Provenientes de un radicalismo residual que cuando fue gobierno redujo las jubilaciones y el presupuesto universitario, deberían por lo menos sonrojarse.

“Ladran Sancho… señal de que son perros”, dice el dicho popular, que como muchas otras expresiones de nuestro pueblo guardan un profundo entendimiento de dónde estamos parados los trabajadores. Porque sería poco inteligente ufanarse del filo de nuestra sierra cortando la rama sobre la que estamos parados. Bien, eso parecen hacer los sectores que al criticar el Progresar intentan sumar descrédito al gobierno y desánimo a la población. Porque a la vuelta de la esquina esperan las grandes corporaciones transnacionales y sus aliados locales para volver a poner un presidente, o un ministro de economía, y devaluar aún más la moneda nacional o manejarla según sus propios intereses; porque buscan reducir al mínimo posible los costos laborales hambreando a los trabajadores argentinos como lo hacen en otros países del mundo; o esperan volver a hacerse con el botín de los ahorros de los trabajadores para ponerlos en la ruleta financiera; entonces siembran miedo, incertidumbre, broncas y tristezas, porque nos quieren desarmados, enfrentándonos a nosotros mismos, confundiendo nuestros intereses con los de ellos.

Por todo eso desde la Corriente Peronista Descamisados de Entre Ríos saludamos la creación de este nuevo programa que nos va a permitir profundizar el trabajo que ya venimos desarrollando con los compañeros que más lo necesitan, para construir un presente y un futuro con mayores niveles de justicia social; así como también la decisión del gobernador Sergio Urribarri de crear la Unidad Operativa en la provincia para ir a buscar casa por casa a los pibes y pibas, y hacer efectivo este nuevo derecho. Ambas decisiones van en dirección de reducir las dolorosas desigualdades con las que aún nos encontramos diariamente en nuestros barrios, en las fábricas, las escuelas y la universidad.

Como decía el general Peron “mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”, y otra cosa muy importante que no se nos tiene que pasar por alto: “para hacer tortilla hay que romper huevos”.

Corriente Peronista Descamisados de Entre Ríos
30 de enero de 2014

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lunes, 27 de enero de 2014

Fortalecen el programa Jóvenes por la Memoria con el aporte del Ministerio de Cultura



La expansión territorial, el fortalecimiento institucional y la articulación con distintos organismos son las metas para este año de Jóvenes por la Memoria. Con el fin de definir una línea de trabajo para alcanzar esos objetivos, quienes llevan adelante el programa desde hace cinco años mantuvieron una reunión de trabajo con el ministro de Cultura y Comunicación, Pedro Báez.

Jóvenes por la Memoria tiene como fin promover en los estudiantes secundarios la investigación y la producción de contenidos en torno de lo sucedido en la última dictadura militar. Cada año participan cientos de alumnos de escuelas de distintos puntos de la provincia.

El programa es impulsado por la agrupación Hijos, junto con el Ministerio de Cultura y Comunicación y otros organismos del Estado provincial como la Subsecretaría de Derechos Humanos, la Secretaría de la Juventud, el Consejo General de Educación (CGE) y el Registro Único de la Verdad (RUV). Participan también la Municipalidad de Paraná y la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), entre otros actores.

“Tal como viene sucediendo con otras iniciativas como Música x la Identidad y Teatro x la Identidad, queremos que Jóvenes por la Memoria se fortalezca y se institucionalice”, comentó durante el encuentro el subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Julián Froidevaux.

Junto a Carolina Cattaneo y a Florencia Amestoy, ambas responsables del programa, interiorizaron a Báez sobre la intención de profundizar la articulación este año con organismos vinculados a la cultura y expandir el programa en el territorio.

“Como siempre, nos vamos con respuestas positivas y con el compromiso redoblado. Queremos llegar a las escuelas primarias de adultos, a los municipios, a los menores privados de libertad, a los chicos de las orquestas infantiles, y en todo el ministro nos comprometió su apoyo para avanzar en las distintas gestiones”, comentó Froidevaux.

En el encuentro se acordó también avanzar en el diseño de la imagen institucional del programa y en la generación de espacios en los medios de comunicación para difundir los trabajos en distintos soportes que en cada edición producen los estudiantes que participan del programa.

A la vez, se resolvieron aspectos vinculados con la financiación de un esquema de talleres y tutorías para que docentes de distintas disciplinas acompañen a los jóvenes a lo largo del proceso de elaboración de los trabajos.

Nota original: www.entrerios.gov.ar/noticias/nota.php?id=37478

viernes, 24 de enero de 2014

Cárcel a los especuladores, patria o grupos económicos



En el día de la fecha hemos asistido una vez más a una maniobra de desestabilización financiera desarrollada por dos grandes grupos económicos que operan en la Argentina. La Petrolera Shell, presidida por Juan José Aranguren, realizó una operación de compra de dólares estadounidenses al HSBC, presidido por Gabriel Martino, a ocho pesos con veinte centavos, cuando la moneda cotizaba un diez por ciento menos del valor ofrecido.

El valor referencial del dólar trepó por encima de los ocho pesos al realizar operaciones similares el BBVA Banco Francés y el Citibank. La maniobra especulativa requirió de la rápida intervención del Banco Central, que tuvo que disponer divisas para fijar un nuevo valor referencial del dólar que no perjudicara los intereses económicos del país.

Al mismo tiempo, en el Merval, mientras YPF perdía nueve puntos en sus acciones, las principales empresas alcistas fueron tres del holding Techint; Siderar, Aluar y Tenaris que subieron entre 7,5% y 8,5% cada una de ellas.

Nos enseñaba Arturo Jauretche que “En economía no hay nada misterioso ni inaccesible al entendimiento del hombre de la calle. Si hay un misterio, reside él en el oculto propósito que puede perseguir el economista y que no es otro que la disimulación del interés concreto a que se sirve”.

Los Grupos Económicos que operan en Argentina siguen desarrollando maniobras de desestabilización económica con el fin de generar la sensación de ausencia de conducción de la política económica, condicionar el modelo de avance en materia de conquistas populares que conduce la compañera Cristina Fernández de Kirchner, y de ese modo, torcer la historia en favor de los intereses de las minorías que siguen extrañando las políticas de ajuste del neoliberalismo.

En el día de ayer, nuestra Presidenta anunció un nuevo programa de inclusión para los jóvenes de nuestra Patria, una decisión que implica profundizar las políticas de empleo desplegadas hasta aquí por el Ministerio de Trabajo y que nos hablan de miles de pibes capacitándose para afrontar el desafío del primer empleo, para abrazar la esperanza de más y mejor trabajo.

A ésta decisión que fija nuevos derechos para los jóvenes humildes de nuestra Patria, la respuesta de los grupos económicos fue provocar una devaluación descontrolada con el fin de asestarle un golpe al bolsillo de los millones de trabajadores que le ponen el pecho a la especulación para llegar a fin de mes.

Para los especuladores, para los desestabilizadores, nosotros queremos la cárcel.

Quieren condicionar a Cristina. Sueñan con lograr poner de rodillas al primer gobierno desde la recuperación de la democracia que no claudicó ni un centímetro en la defensa de los intereses de las mayorías populares. Sueñan con un gobierno en retirada, en un fin de ciclo que les permita imponer sus oscuros intereses por sobre el bolsillo, el corazón y la esperanza de nuestro Pueblo.

Que lo tengan bien en claro. Se los decimos en un comunicado, se los decimos en la calle, y si hay que decírselo en la cara, los iremos a buscar allí donde se escondan. Porque nuestro pueblo no tiene tiempo para especulaciones y menos para retrocesos. Cristina tiene aguante, y nosotros también.


SOMOS NOSOTROS, SOMOS LOS DESCAMISADOS
24 de enero de 2013

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lunes, 20 de enero de 2014

Marcelo Koenig: "Las antinomias siguen vigentes en nuestro país"


Por: Carlos Romero

Si el peronismo es una pasión argentina, escribir sobre el peronismo también lo es. Como temática, reúne el doble y difícil atributo de ser un clásico que además posee una actualidad concreta. Así lo entiende Marcelo Koenig, para quien "la disputa por el sentido histórico del peronismo es quizás el gran debate permanente en la Argentina, porque desde que irrumpió en la década del cuarenta el peronismo es la verdadera discusión por el poder en nuestro país". Abogado, docente en la facultad de Derecho de la UBA y director de la Escuela Superior de Gobierno –dependiente de la Jefatura de Gabinete de la Nación–, Koenig acaba de publicar su segundo libro: Vencedores vencidos: peronismo-antiperonismo, donde repasa, como él mismo lo define, "una antinomia argentina en su historia más cruda".

El trabajo –editado por Punto de Encuentro y con prólogos de Norberto Galasso y Carlos Tomada– va desde el golpe del ‘55 hasta la victoria camporista del ‘73, un tramo clave en la reconstitución de la identidad peronista. Además, en esos 18 años de "resistencia" se forjó al protagonista sobresaliente de la etapa por venir: la militancia organizada, uno de los principales objetos de estudio del libro y, a la vez, el destinatario al que interpela Koenig, dirigente de larga data en organizaciones del campo popular y que hoy integra la conducción nacional de la Corriente Peronista Descamisados.

–¿Por qué constantemente los argentinos tratamos de definir qué es el peronismo?
–Primero, tiene que ver con que el peronismo no es un partido liberal que expresa una determinada opinión ideológica, sino que es un movimiento nacional, popular y transformador, que maneja en su seno contradicciones que disputan, hegemónica y contrahegemónicamente, cuál es la orientación que debe tener. Como todo movimiento nacional, de raíz popular, expresa las contradicciones que tiene ese pueblo en una etapa histórica dada. Y por eso es que permanentemente está en disputa ideológica, en redefinición, más allá de sus valores permanentes, porque la impronta se la pone quien conduce, quien se organiza, los sectores que logran tener el discurso aceptado por las mayorías. Por eso la pelea por el sentido del peronismo no es una pelea académica o desde la torre de marfil, sino que es una pelea en el barro de la historia, de la construcción política de una sociedad que se piensa más justa. Y es ahí donde surge esta disputa sobre el gran instrumento que tiene el pueblo argentino para construir esa sociedad.

–¿Por qué eligió centrar su trabajo en la etapa de la "resistencia"?
–Este libro está pensado como herramienta de formación política, de militancia, y toda herramienta tiene sentido en un marco. Ese marco es la disputa del sentido del peronismo, que es clave hoy y que de alguna manera tuvo su primer repensarse y reformularse en el período histórico que comienza en el ‘55, cuando desde el llano se reorganiza, se repiensa a sí mismo. Al mismo tiempo, se rompe con la idea muy propia de los sectores reaccionarios de que el peronismo sólo puede sobrevivir a partir de la prebenda del Estado, de que es un sistema clientelar que perdiendo esa estructura pierde todo sentido. Desde esa resistencia el peronismo se reformula como la identidad de los sectores populares.

–¿Con qué mecanismos esa militancia logró reponerse al golpe y a la persecución?
–Cuando se sostuvo que el correrse del Estado significaba el fin del peronismo se lo pensó con la lógica de la desnazificación que se produjo en la Europa de posguerra. Ese sentido tienen algunos instrumentos, hasta legales, como el Decreto Nº 4161 del ‘56, que sostenía un delito de opinión, donde se planteaba la prohibición de nombrar a Perón, a Evita y al Partido Peronista, y de silbar la marcha. Se pensó que así se iba a enterrar al peronismo, y en realidad siempre funcionó como lo define Scalabrini Ortiz en ese 17 de Octubre, como "el subsuelo de la Patria sublevada", un movimiento que está mucho más que en la mera superficie y que en todo caso el poder del Estado es constitutivo pero no es el núcleo. El kirchnerismo también es un proceso que se cristaliza en 2003, pero no hay kirchnerismo sin 20 de diciembre de 2001. Hay un montón de cosas que se venían fraguando, en todo caso, en el hartazgo del pueblo con el proyecto neoliberal instaurado desde la dictadura del ’76.

–Si el kirchnerismo es parte de esa identidad dinámica del peronismo, ¿qué le aportó?
–Le dio algo que el peronismo originario no tenía, que es la ampliación múltiple de derechos. Quizás, para mí la cuestión paradigmática es el matrimonio igualitario. Si a muchos de los que veníamos de la militancia anterior al proceso kirchnerista nos hubieran dicho que íbamos a tomar como una bandera el matrimonio igualitario, no sé si hubiésemos dicho "sí claro, va a ser así". Sin embargo, de alguna manera, el kirchnerismo nos reformó militantemente, planteando esta cuestión. También tiene que ver con que el kirchnerismo responde al pueblo de esta época. El movimiento nacional se nutre de lo popular y cada presente histórico de la Nación, que es el pueblo, le pone sus propios matices, su propio color, le da una textura distinta. El peronismo originario tuvo la textura del país de mediados del siglo XX. El mismo peronismo del ‘73 tenía una textura diferente. Y hoy, que es una nueva etapa histórica del peronismo, el pueblo también le pone su propia impronta.

–Como en su libro anterior, Combatiendo al Capital (2010), la militancia es protagonista. ¿Qué papel le atribuye?
–Creo que es central en el proceso argentino, en toda la historia en general, revalorizar el rol de  aquellos que se comprometen políticamente, que no son todos, que son los hombres y mujeres que se ponen al hombro un tramo importante de la conducción política. Perón hablaba de la militancia como la polea de transmisión entre la conducción y las masas. De alguna manera es así, pero en todo caso, mirado desde hoy, es mucho más que eso. Por eso es que hubo una fuerte estigmatización del militante, porque el militante cumple un rol de constructor y para demonizar a la política se necesitó demonizar al militante. Fue parte de lo que hizo la dictadura, sacándole el cuerpo, haciendo desaparecer a quienes le ponían el cuerpo a la transformación de la Argentina, porque esos militantes, el núcleo de los 30 mil desaparecidos, eran los que podían enfrentar las nuevas condiciones de dependencia que venía a imponer esa dictadura.

–¿Eso cambia en el '83?
–No, porque cuando recuperamos la democracia no recuperamos el valor de la militancia. En el alfonsinismo hubo una nueva estigmatización que fue la Teoría de los Dos Demonios, donde se igualaban víctimas y victimarios, donde se planteaba algo así como que la militancia revolucionaria de los ’70 era la causa del terrorismo de Estado. Ese vaciamiento propio de la exclusión política propia del neoliberalismo es lo que vinieron a romper en 2003 Néstor y Cristina, revalorizando la política y, por lo tanto, a sus constructores.

–No todos los autores que abordan el fenómeno militante tienen esta mirada positiva.
–Es cierto, hay autores a los que les parece que la militancia son apenas una serie de tipos que se meten en la política para seguir a un fulano y obtener beneficios. No digo que esto no exista. Esto existe, es parte de un sistema político tradicional que en la Argentina tiene un montón de tiempo y va a seguir subsistiendo. Pero la militancia es algo distinto de eso, sustancialmente distinto. La militancia tiene una mirada sobre la realidad, porque se construye siempre con o en base a una estrategia. Los que creen que la militancia es cuestión de seguidismo van a centrar su historia en la vida de los líderes, como lo hizo Mitre. Entonces, los grandes hombres son los que hacen la historia. Y la verdad es que es muy difícil pensar a San Martín sin pensar a los miles de "cuadros" que formó para hacer ese trabajo político que fue la independencia de América del Sur y que incluso, en gran cantidad, cuando él desapareció, siguieron siendo protagonistas de la política. El conductor siempre es emergente de la militancia que tiene. Es producto y productor. Por eso este libro contiene una mirada de los procesos históricos no sólo desde lo macro, sino también desde las organizaciones, porque gran parte de la disputa sobre qué tenía que ser el peronismo se dio entre esos grupos.

–En la última década, la militancia vivió una suerte de primavera. En cambio, el período que abarca el libro fue mucho más difícil, plagado de desafíos y obstáculos.
–Sin dudas, y es un poco la idea del libro transmitir esas complejidades. Existe una militancia que cree que eternamente se va para adelante, y la verdad es que la realidad histórica muestra que a veces se va para adelante, a veces se va para atrás, se retroceden dos pasos, se avanza uno; que no es fácil ni siempre para adelante, que no es siempre saludando y con la fusta abajo del brazo. A veces hay que agarrarse del caballo para que no te tire, a veces hay que estar abajo del caballo y a veces hay que saber rodar. Es parte de la construcción de la historia. Ojo que no existen lugares desde los cuales no se pueda retroceder. De ese peronismo que había cambiado la vida de la Argentina y de los trabajadores, y que había transformado incluso la estructura jurídica a través de la constitución del ‘49, de ese lugar también se pudo retroceder.

–¿La antinomia peronismo-antiperonismo no podría ser tachada de superada o extemporánea?
–Hay algunos sectores que intentan ubicarse por encima de las disputas sociales reales y eso tiene su prestigio. Es decir, "yo no soy ni blanco ni negro, estoy por encima". Uno diría que las antinomias son propias de la argentinidad, que se construyó en base a la disputa por ponerle la brújula al Estado entre prácticamente dos países siempre en lucha: uno mirando hacia lo europeo, de pensar que todo lo nuestro es lo peor y todo lo externo es lo mejor, y otro país mucho más contradictorio, difícil, heterogéneo, que se construyó desde lo propio. Esa antinomia sigue vigente. Se puede caer en el recurso fácil de decir que el peronismo y el antiperonismo integran una lógica de odio que ya terminó. Yo creo que el odio se repite. Las barbaridades que le han dicho a Cristina son parte del mismo odio de aquella pintada de Barrio Norte que decía "Viva el Cáncer". En alguna medida, es como esa frase de Jauretche que dice que las minorías tienen rencor porque pierden privilegios y las mayorías, cuando conquistan derechos, no odian. Aparte, la política, sobre todo en países dependientes, es una disputa de intereses.

–Y frente a este tipo de antinomias, ¿qué papel viene a cumplir el mentado "diálogo"?
–Cuando uno entiende a la política como una disputa de intereses, entiende que en política hay amigos y enemigos. El diálogo está bueno, el problema es que no garantiza ponerse de acuerdo, sobre todo si vos representás intereses diversos. Cuando vos querés justicia para las mayorías y otros quieren privilegios para las minorías, no es tan fácil ponerse de acuerdo, encontrar un punto medio entre los privilegios y la distribución de la riqueza. Porque la torta es una y la discusión es cómo se reparte. En este sentido, las antinomias son distintas miradas sobre cómo se reparte la torta.